Descubre la relación que une a San Valentin y Cupido

Febrero es el mes del amor. Del carnal y del romántico. Millones de tortolitos envían flores, se dispara la venta de bombones y puede que hasta te sorprendan con un anillo de compromiso el 14 de febrero. Lo celebres o no, la fecha tiene recorrido porque viene de largo. Y nos sirve para destapar la historia de San Valentin y Cupido: la dupla del amor.  ¡Ahí van esas flechas!

El origen de San Valentín

La historia de San Valentin comienza con sexo, violencia y sacrificios rituales. Una ciudad, la antigua Roma, atestada durante dos días de hombres y mujeres ensangrentados dándose latigazos. Desenfreno, orgías y cópulas por cada esquina de la Ciudad Eterna. Ese es el origen más antiguo que se conoce del día más romántico que conocemos: las Lupercales, una lasciva festividad pagana celebrada entre el 13 y el 15 de febrero. Jóvenes desnudos o con taparrabos -los lupercos- lanzados por sacerdotes a las calles con el propósito de azotar con correas de piel de animales sacrificados a todo el que pillara a su paso. Cuanta más leña mejor, mayor nivel de pureza.

Fiestas lupercales, origen de la historia de San Valentin.
Fiestas lupercales, origen de la historia de San Valentin.

Para las mujeres, la cosa se ponía más caliente. Se trataba de que te pusieran morada a zurriagazos literalmente -el color púrpura de los cardenales les ponía- en una suerte de juego erótico en el que la agresión llevaba al sexo en plena vía ‘púbica’ o donde pillase. Lo que fuese con tal de procurar la fecundidad a sus mujeres… Parecía que el “amor” circularía libremente y sin control hasta que el cristianismo coge fuerza. Las bacanales y lupercales se prohíben porque un papa de nombre Gelasio las considera “ineficaces” ante las adversidades. Acaban con ellas por el año 490, pero las sustituyen por algo más light y, en una doble pirueta de rebranding, ofrecen al pueblo dos versiones para seguir celebrando el ritual del amor: la interpretación libidinosa de los Carnavales y la candorosa de San Valentín de la mano de Cupido. O ambas. Pero con mesura, que con la Iglesia hemos topado.

San Valentín y Cupido, la dupla del amor

La idea de convertir en patrón del amor y la amistad a un religioso que casaba a escondidas a parejas de enamorados funcionaba. El relato contenía todos los ingredientes para convertirse en un éxito. Grandes dosis de dramatismo, claves sencillas y un héroe que termina siendo ejecutado por el emperador romano Claudio II el Gótico, de religión pagana; no sin antes enamorarse de la hija ciega del juez de la prisión donde esperaba su final. En el paseo hacia su decapitación, Valentín todavía sacó ganas para enviarle a la muchacha una nota de despedida que decía “Tu Valentín”, obrándose el milagro de que la invidente recobrase la vista desde ese momento. Final feliz, de los que suelen gustar.

Representaciones de San Valentin y Cupido
Representaciones de San Valentín y Cupido

Para completar el círculo entra en escena el putto Cupido. No es que queramos insultar, se les llama putti a esos angelotes alados y regordetes que con sus flechas se identifican como el logotipo del amor en San Valentín. Memorable y potente. Su historia viene aún cargada de más drama si cabe que la de San Valentín. Hijo de la diosa del Amor (Venus) y del dios de la Guerra (Marte), desde su nacimiento Cupido es un rebelde “poderoso” que hace todo cuanto quiere “mando, quito, pongo y vedo”, dice Cervantes de él. Como uno de los iconos del amor, Cupido ha sobrevivido a la antigua mitología y es uno de los símbolos más resistentes del 14 de febrero, junto al corazón, el color rojo o los bombones.

Las primeras tarjetas de San Valentín

En 1840, Esther Howland tiene la idea comercializar por primera vez tarjetas de San Valentín en Estados Unidos. Aunque ya eran frecuentes en algunos países europeos, la cadena de papelerías de Howland logró  posicionarse en el mercado durante más de 30 años con un catálogo inmenso de diseños y frases de amor que llegaban a todo el país. Popularizó la tradición. Actualmente, es la segunda fecha tras la Navidad más importante para regalar tarjetas de felicitación: unos 145 millones se intercambian en toda la industria ese día, según el fabricante Hallmark que las tiene en el mercado desde 1916.

Tarjetas de San Valentin creadas por Esther Howland
Estas tres tarjetas de San Valentín creadas por Esther Howland forman parte de la colección del Museo Metropolitano de Nueva York. Las tarjetas adornadas con encaje costaban originalmente de 15 centavos a 35 centavos.

A la marca de San Valentín se une otro producto que se vuelve icónico: el chocolate. Richard Cadbury lanza al mercado en 1862 unas cajas de bombones con forma de corazón. La estrategia fue brillante porque esas cajas decoradas con cupidos y corazones se quedaban ya vacías en casa guardando chismes. Chocolate y amor unidos eternamente hasta nuestros días, porque junto a las flores, sigue estando entre lo más socorrido para regalar tengas o no a tu Valentín.

Cadbury nos propone crear nuestro propio mensaje secreto de amor

Las peores campañas de marketing del día de los enamorados

Tarjetas, bombones, flores, joyas… la historia de San Valentin es también la de un día marcado en el calendario de los departamentos de marketing de las empresas. Se estima que “el negocio del amor” mueve cerca de 1.500 millones de euros tan solo en España. Pero no todas tienen la misma suerte a la hora de tratar de seducir a los consumidores. Estos son algunos de los perores desengaños creativos que hemos encontrado.

Campaña de San Valentin del zoológico del Bronx

Deja a un lado los clásicos y abandónate a la moda de nombrar a una cucaracha silbadora de Madagascar con el nombre de tu media naranja. Diez años cumple ya esta campaña del zoológico del Bronx de Nueva York. Porque las cucarachas “son para siempre”.

Campaña de San Valentin de Natan Jewelry

Calificada por Bussines Insider como una de las peores campañas de San Valentín, la compañía Natan Jewerly apostó por la idea de que los diamantes son el único camino para llegar al corazón de las mujeres…y algo más. “Piernas cerradas, piernas abiertas” es el eslogan.

Campaña de San Valentin de Axe

Sin palabras nos hemos quedado con la sutileza de esta campaña de la marca de desodorantes de Axe. Ya conocíamos del polémico “efecto” que parecen producir sus productos entre las mujeres, pero esta campaña de San Valentín se sale de vicio.

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